martes, 16 de marzo de 2010

Escondidos

Escondidos en el fondo del garaje
el asiento de atrás yace fundido
de los azotes de glúteos que nos oye
y los jadeos de animales que ha sentido.

Y se empañan de vaho los cristales
del calor ardiente que ha fundido,
a tu sexo entre mis manos
y mi sexo en tu boca relamido,
dejando sin ojos a quien pasa
por hacer que no ve lo que ya ha visto.

Acaricias mis pezones azorados
duros como diamantes vivos
que se pasan por tu boca
y entre tus dientes
para darte el sabor de sus latidos.

Y abres la puerta embrutecido
como león enjaulado
o tigre de hambre ungido,
me sacas de la mano entusiasmado
de imaginarme sobre tu coche y sin sentido,
animal totalmente enloquecido
que buscas saciar tu alma enferma
de sentir con alguien lo jamás vivido.

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