Un seis

Seguido del cinco llegaste 
más tarde de lo esperado,
querías venir al mundo
despacito por si acaso,
por si acaso te perdías
como al final fue pasando.

Bebé regordete en brazos,
igual que tu corazón
que desprendías saltando,
queriendo ayudar a otros
sin estar tú aún salvo.

Y las amistades, muchas,
de tu corazón amplio
han hecho escarnio,
aprovechando tu duende,
tu alegría y tus llantos.

Te perdiste en el camino,
difícil poder hallarlo
y como Pinocho de niño,
de tu títere tiraron
hasta que dijiste basta,
saliendo y dando portazo.

Ya estás de nuevo a tu vera,
recogido por tu encanto,
no pierdas esta vereda
que te lleva a tu reinado,
a partir de ahora te espera
un recorrido muy largo,
que aún hay vida para encontrarte
con tu gran ser,
el que dormiste en un vaso.

Peniel

Acoger al abandono,
atender a quien lo quiere,

librar con ellos batalla

con esfuerzo duro y valiente,
que sujetar sus tristezas,

sus modos y sus haceres,

no es fácil en estos tiempos,

ni en los que vienen. 

Lugar prodigio
que cambia aflicciones,

de vidas perdidas

en mar de dolores,

donde sus tormentas

vienen al encuentro

de sus barcos varados

por oleajes fieros.

Mueve del sitio
abriendo balcones

ante puertas cerradas

por sus sinrazones,
para dejar huecos
a antiguos olores,
los que huelen a padre
con consejos protectores.

Amor en el alma,
cariño en las manos
palabras que calman
y llenan de ánimo
a seres benditos

llegados a infiernos,

los que se olvidaron

para qué vinieron.

Gracias por el arropo
gracias por los rezos
gracias por ayudar
al que estaba enfermo,
gracias por decirles
que tienen sitio
tanto en la tierra

como en el cielo.