- Poesía de vientre

Mis hijos, esos seres que vinieron a través de mí para hacer sus vidas, a los cuales quiero, añoro y a los que debo una parte de lo que soy.

Los mayores sobre todo han tenido que padecer mi ineptitud como madre en muchas ocasiones, con ellos aprendí a ser mejor persona, a hacerlo mejor, a comprender mejor a su hermano pequeño.
Les quiero tanto que los he hecho independientes de mí. Les echo en falta muchas veces a mi lado, para hablar y conversar.

Muchas horas de juegos compartidas cuando eran pequeños, muchas responsabilidades compartidas, muchas broncas, muchos besos, muchos te quiero, muchos silencios,... mucho de todo hemos vivido, quizás más difícil que algunos, aunque seguro que más fácil que otros.

Cuando les miro me parece mentira que sean ya tan mayores, que estén hechos unos tiarrones con sus decisiones y sus vidas... la vida pasa rápido, en viéndoles me doy cuenta que tengo dos tercios o más vividos, su plenitud es significado de mi decrepitud.

Grandes tipos los tres, cada uno con su personalidad; me siento muy orgullosa de ellos y solo deseo que la vida les vaya dando lo que merecen y quieran, que sepan todo lo que valen, se cuiden y se hagan felices, sobre todo eso, que sean felices con quienes son y lo que hacen.

Las primeras tres poesías que he hecho en mi vida nacieron para mis hijos mayores, el peque aún no había nacido, pero cuando lo hizo también tuvo la suya, así que puedo decir que aunque estaba por dentro la facultad de expresarme, no se desarrollo hasta no verme inspirada por lo que sentía con mis hijos..... ¡bienvenidos!

Ya no solo escribo poesías para mis hijos, para los hijos ajenos también escribo porque esos sentires ajenos son sabidos por haberlos vivido e imaginado. 
Es lo que da que en mí haya pasado también el tiempo, tiempo que deja huella en ellos y en mí.





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