Venida del tiempo

Sin saber quién era creó vida
y cuidando otras almas
pensó que dolía,
dolía la ignorancia,
el desapego y la desidia,
dolía en las entrañas
la dejadez masiva,
el olvido, el abandono,
dolía la falta de amor encima.

Vivió situaciones
que no fueron vistas,
acostumbrada al descuido
pensó que así era la vida,
dura, cruenta y doliente,
sudorosa y empobrecida;
igual que si fueran cactus
las relaciones dolían.

Como supo escapó
aún no siendo entendida
ni por propios ni por extraños,
ni incluso por ella misma,
aunque su instinto mermado
supo que así ella saldría
y en el pasar de los años
ha entendido aquella prisa
por salvaguardas sus niños,
su niña y al hada misma.

Y ahora venida del tiempo
acuna al alma dormida,
que descansa en su sueño
sabiendo que está tranquila,
que ya se va conociendo
y que se gusta a sí misma.

Ahora venida del tiempo
mira con otra vista,
se perdona los errores
que dolieron a sus crías,
asume que lo sentido
es lo que supo hacer en su día,
asume que lo vivido
es lo que supieron hacer con su vida.

Que no te venza

Que no te venza el orgullo
si te veo en los errores,
que no te venza

porque en ello no te juzgo

si sirve para mejores.

Que no te venza el continuo
si te siento cercano,
que no te venzan los días
porque rendido
acabas con lo que hemos creado. 

Que no te venza el miedo

si te digo que a tu lado
tengo ya mi cielo,
que no te venza un te quiero
porque en tu derrota
pierdes el tiempo.

De puntillas

De puntillas y despacito
entro para observarte,
de puntillas para que no oigas
los temores ni mis lastres,
despacito observando
en tu corazón que cabe.

De puntillas y despacito
vas con miedo de adentrarte,
de puntillas ya has vivido
y no quieres regresarte,
despacito estás tranquilo
sin temor a equivocarte.

Mi de puntillas lo acepto
el tuyo parece frustrarte,
mi despacito lo quiero
el tuyo te da coraje
y en el revuelo del tiempo
las puntillas danzan juntas
y los despacitos 

de la mano van de viaje.