sábado, 1 de febrero de 2020

Psss, que llora

Inquieto este día
llegaste a mis brazos,
aunque salir no querías
y el cordón umbilical
fue tu enemigo aliado,
hasta que una arcada de madre
te sacó de tu hogar santo.

Y al salir no escuche tu lloro,
ni te pusieron en mi regazo,
no me atreví ni a preguntar
dónde escondías tu llanto,
hasta que al fin a lo lejos
escuché ese canto mágico
y aliviada comprendí
que saliste airoso y sano.

Después ya en mi cama
reposabas en mi piernas,
las tuyas en mi vientre
dejabas tiernas
y te miraba llorando
de alegría y de ternura,
tus manos dentro de las mías
y mis besos llenándote sin mesura.

"Psss, que llora
y esta vez con rabia e ira,
psss, que llora
le abrazaré todo el día",
y al acercarme intentabas
apartarme de tu vida;
me pareció algo extraño,
pero sucede hoy en día
así que vendrás con algo
que te aleja de mi orilla
y tú tendrás que curarlo
mientras se lleva alegrías,
de las tuyas
de las mías,
de las que arriman orillas.

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