domingo, 20 de junio de 2010

Sorpresa




Chisquea el tiempo los dedos
y los momentos se encuentran,
lo que eran circunstancias,
se convierten en sorpresa,
ni buscada, ni querida,
al menos en la consciencia.

Introvertidos momentos
que dejan paso a palabras,
a conversación tranquila
y alargando el tiempo
del encuentro,
de ese tú a tú
que está en espera,
crece rápido el gusto entre ellos,
como crece mala hierba.

En la timidez de las caricias tiernas,
se despiertan las pasiones,
crecen los deseos,
las ganas,
el contento,
la dulzura,
la ternura,
los besos...
y ya sin freno,
lo difícil se hace bello
y fácil registrar
los escondites del cuerpo.

Con las bocas ocupadas entre ellos,
se deslizan las manos por la piel,
se siente la suavidad del deseo
que se resbala por ella,
deseo que deja espacio
al recreo de los goces,
de los gemidos callados,
del placer del roce.

Quedando la noche callada,
abrazan sus cuerpos,
se adormecen en el sueño,
y aún durmiendo,
se les escapan los besos.

La sorpresa de una noche que no quería pasar desapercibida.

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